Miércoles Negro
El paro nacional en contra de la violencia de género que movilizó a toda la Argentina
El objetivo de este texto es poder relacionar algunos conceptos del marco legal del trabajo en la Argentina y los derechos individuales de trabajo con ciertas problemáticas denunciadas en el evento llevado a cabo el día 19 de Octubre de este año: la protesta nacional que lucha contra la violencia y discriminación hacia la mujer denominada miércoles negro, plasmada en un paro nacional femenino.
Me parece algo fundamental dar mi opinión en este trabajo, argumentando mis ideas y pensamientos a partir de información y estadísticas, en virtud del sinfín de controversias que esta situación genera, alterando los órdenes y sistemas establecidos en la comunidad Argentina. Asimismo, sostengo que en tanto sociedad, debemos comprometernos a luchar contra este (y todo) tipo de desigualdad discutiendo, debatiendo e informándonos todo lo que podamos.
Para empezar el miércoles negro fue una medida que buscó ser “el grito de las que no tienen voz”. Con el apoyo de numerosas organizaciones, sindicatos y agrupaciones, miles de personas marcharon para manifestar el repudio hacia la violencia de género y la discriminación que esta implica.
La marcha fue llevada a cabo no sólo en la Ciudad de Buenos Aires sino en los alrededores de América Latina, como en Uruguay, Guatemala, Bolivia, Chile, Paraguay y hasta en naciones europeas como Francia y España.
El reclamo se centró en visualizar la magnitud de los crímenes y delitos hacia las mujeres.
Pero, no solo es violencia física por lo que las mujeres luchan. El enfrentarse a un sistema laboral que no pareciera querer cambiar la perspectiva u orden basado en la masculinidad es un obstáculo nada menor.
Según la Ley 26485 de Protección Integral a las Mujeres, el acoso sexual es definido como “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal”.
Lo que esta Ley plantea no solo cobra vida y refleja la realidad que vivimos en la calle o en ámbitos abiertos y claramente riesgosos. El lugar de trabajo, un ámbito solidificado en las relaciones entre jefes y empleados, en exigencia y comunicación, también es un espacio donde el acoso sexual está presente.
Los repetidos comportamientos abusivos y técnicas de desestabilización ejercidos por las autoridades o mismos compañeros de trabajo a la medida de que obstruyan, menosprecien y/o restrinjan las bases igualitarias de los derechos reconocidos en la Constitución, reflejan el acoso y la represión hacia la persona.
Además de esto, una de las injusticias por las cuales la mujer se ve plenamente afectada y marginada de manera irracional, hace referencia a lo salarial. A pesar de que hoy en día la brecha que marca el desequilibrio en las remuneraciones entre hombres y mujeres está siendo reducida, lamentablemente sigue teniendo constancia.
En la primera década del siglo XXI se detectó una fuerte desigualdad de género. El ingreso de las mujeres es significativamente menor que el de los varones. La brecha salarial es alrededor del 27% (Ver “Ciudadanía y Trabajo”). ¿Por que la mujer debe cobrar menos por hacer el mismo trabajo u ocupar el mismo cargo que el hombre?
Definitivamente, este paro pone de manifiesto problemáticas de género que no son nuevas ni emergieron hace poco tiempo. No obstante estos conflictos se incrementan cada vez más y adquieren mayor fortaleza en los sistemas y órdenes nacionales y mundiales.
En mi opinión, la base de la violencia que el miércoles negro vino a denunciar es la injusta segregación o discriminación. Si los cimientos de una comunidad son la desvalorización y el ilógico sometimiento y represión de un género al otro, lo que se edifique por encima será el reflejo de los valores principales y dará por tierra con la violencia y crueldad, la que hoy en día es común y natural.
La lucha no debe objetivizar los logros de un sólo género sino buscar igualdad entre ambos. Ni feminismo ni machismo sino plena equidad.